m. o f. Dolor en la región lumbar, es decir, en los lomos.
En clínica, el término lumbago se aplica a toda clase de dolores de la región lumbar, de los cuales unos son propiamente neurálgicos (hay autores que reservan la palabra lumbalgia para este tipo de síndromes), pero otros muchos son de origen muscular o de naturaleza refleja, por lesiones más o menos distantes. El lumbago neurálgico propiamente dicho, o lumbalgia, suele ser de origen infeccioso o tóxico, manifestándose sobre todo en los gotosos y diabéticos, así como en la viruela, meningitis cerebroespinal y fiebre amarilla. El lumbago por formación de tejido fibroso en los músculos lumbares da lugar al típico dolor de la región, con rigidez, endurecimiento y dolor a la presión; el dolor aumenta con el movimiento, por lo que obliga a la inmovilidad. Se presenta preferentemente en individuos con predisposición artrítica (v. ARTRITIS) y suele producirse por enfriamiento, esfuerzos, traumatismos, posiciones forzadas, etc. El lumbago por lesiones de la columna lumbar se presenta fundamentalmente en la hernia discal (protrusión del disco intervertebral), espondilitis (inflamación de las vértebras) y osteoporosis (formación de espacios extraños en los huesos). El lumbago reflejo, por lesiones de las vísceras abdominales, puede ser debido a lesiones de la vesícula biliar, renales (nefritis, litiasis, etc.), de las glándulas suprarrenales, del páncreas, etc. Las lesiones de las vísceras pélvicas (inflamatorias o tumorales) a menudo se anuncian con lumbago, especialmente las lesiones del aparato genital femenino y las prostáticas. El tratamiento, en general, consiste en reposo, incluso inmovilidad, aplicaciones de calor local, roentgenterapia, protección contra el frío, medicamentos tópicos revulsivos, preparados salicílicos y butazolidina. También pueden ser una ayuda las fajas ortopédicas. El tratamiento sintomático siempre debe acompañar al dirigido a curar la enfermedad inicial.
